Medicina social: la necesidad de tomar en cuenta al interlocutor

La doctora Guitelman dictó una clase en la UNNOBA. “El sistema de salud tiene una visión fragmentada de las personas”, opinó la especialista.



La doctora Patricia Guitelman dictó una clase en la materia transversal de la UNNOBA “Antropología de la Comunicación”, asignatura dirigida estudiantes de diversas carreras y coordinada por los especialistas Eliseo Verón y Oscar Traversa.
En su exposición, Guitelman recordó el desafío que fue para ella “pensar al sistema de salud desde la perspectiva de la comunicación”. ¿Por que una campaña de salud puede resultar un fracaso o un éxito? ¿Por qué la comunicación médico paciente puede fracasar o ser un éxito? Esas dos preguntas fueron el disparador con las que la docente interpeló a los estudiantes. “Para mí fue un desafío plantear al sistema de salud desde la perspectiva de la comunicación. Me obligó a redescubrirlo. Fue todo un aprendizaje”, contó la doctora Guitelman.
En principio, la médica y docente enfatizó la necesidad de comprender los fracasos del sistema de salud desde una "perspectiva sistémica y no lineal”. Tradicionalmente, el sistema sanitario concebía que existía una “realidad objetiva e independiente del sujeto”. “Es una manera que plantea verticalidad, una dualidad en la lectura: lo bueno y lo malo, lo cierto y lo incierto. Lo obvio y lo aparente, lo justo y lo injusto. Lo sano, lo insano. Con este concepción el sistema sanitario se impregna del sistema verticalista, monoteísta, de la filosofía de amo-esclavo, dueño de la sabiduría-ignorante, médico-paciente”, opinó.
Esto estructuraría el sistema de manera tal que el hospital sería el eje central. “La prestación de salud queda limitada a la atención de la enfermedad. El sistema sanitario deja de ser sistema sanitario y pasa a ser sistema de atención de la enfermedad”, grafícó Guitelman.
Al mismo tiempo, institucionalmente esta concepción lineal favorecería la división en departamentos dentro del hospital, escindidos unos de otros. “Se tiene una visión fragmentada de las personas, a tal punto que llega a un consultorio una señora con una bolsita de estudios que dice: el neurólogo me pide una resonancia, el traumatólogo me sacó la radiografía, pero a mí me sigue doliendo hace tres meses”, ilustró la docente.
Según la médica, es precisamente “esa visión fragmentada y verticalista” el principal escollo para la comunicación genuina dentro del sistema sanitario.
A diferencia de este enfoque, la perspectiva constructivista considera a la realidad como una “construcción social que se reformula constantemente”.
“Las campañas de salud, en general, se plantean desde un lugar de dueño de la verdad o de lo que hay que hacer, sin interpretar, sin indagar acerca de las necesidades de los gustos del grupo a quien está dirigido el mensaje”, critica Guitelman. Precisamente, una comprensión más acabada de la Comunicación podría permitir campañas más eficaces, es decir, que logren más acabademente los objetivos propuestos.
El constructivismo se basa en un concepto de realidad como sentido que construyen los individuos. “Se va constuyendo una realidad polifacética donde los juegos de observación tienden a disminuir los puntos ciegos y permiten entender la realidad desde una perspectiva horizontal, de varias facetas que pueden ser interpretadas”, explicó la médica y docente invitada en la materia Antropología de la Comunicación.
Para Guitelman, tradicionalmente se concibe a la salud desde una mirada biologicista, de causa-efecto. “Hay un síntoma, que seguramente lo produce un germen, se trata al germen y la persona no está en ningún momento”, expresó Guitelman. Inversamente, la perspectiva constructivista entiende que el ser humano no está solo, sino que se encuentra inmerso en un sistema. “Puede haber antecedentes culturales que enfermen a las personas”, ejemplificó.
Además, la doctora Guitelman opinó que los países del tercen mundo siguen respondiendo al patrón verticalista y lineal. “Los resultados son pobres en relación a la gran cantidad de inversión tanto tecnológica, económica, de conocimientos, y de recursos humanos”, destacó.
La médica comparó lo que sucede en otros sistemas de salud, como los europeos. “Sobre todo despues de la guerra, advirtieron que no puede haber distinciones. En Inglaterra no hay públicos, ni privados: se atiende a todos por igual”.
“En Italia tienen un sistema de cobertura universal que funciona muy bien, pero siguen teniendo el problema de verticalismo. Por un lado, funcionan bien. Por el otro, siguen actuando bajo la vieja perspectiva en relación a quién ostenta el poder en el sistema”, aseguró Guitelman.
“La única forma posible de ejercer el acto médico desde la función social es tomando en cuenta al interlocutor, que es el individuo, a quien se dirige el servicio”, sintetizó la médica.

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