Alicia Iacuzzi recibirá una distinción en el Día Internacional de la Mujer


Será en el Teatro Coliseo Podestá de La Plata y estará el vicegobernador provincial Gabriel Mariotto. Es en reconocimiento por haber liderado una modalidad singular de trabajo psicoanalítico con sujetos encarcelados.


La psicóloga-psicoanalista juninense fue una de las profesionales postuladas por el Colegio de Psicólogos de Junín como candidata a recibir en la ciudad de La Plata un distinción  el 8 de marzo, fecha que se conmemora el Día Internacional de la Mujer por su destacada labor en bien de la comunidad. El acto conmemorativo se realizará a las 10 en el Teatro Coliseo Podestá de la ciudad de La Plata y estará presidido por el vicegobernador de la Provincia de Buenos.
LA VERDAD dialogó con quien le ha puesto un distintivo sello particular a su trayectoria laboral durante 25 años dentro del Servicio Penitenciario Bonaerense. Al respecto vale agregar que además de la frondosa lista de producciones escritas, ha editado dos libros que han obtenido reconocimientos locales, nacionales e internacionales: “Los enigmáticos laberintos carcelarios” y “Delitos contra la integridad sexual. Articulaciones psicoanalíticas desde las sombras del entre rejas”. 
Graduada de Licenciada en Psicología en la Universidad Nacional de San Luis, prosiguió una formación científica permanente en la Asociación Psicoanalítica Argentina, institución de la que hoy es Miembro en Función Didáctica. Forma parte de la Federación Psicoanalítica de América Latina (FEPAL), la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA) y del Comité de Mujeres y Psicoanálisis (COWAP) .

Tarea profesional

La profesional destacó que “me honra la cortesía y deferencia que han tenido los que pensaron en incluirme en este reconocimiento por haber liderado una modalidad singular de trabajo psicoanalítico con sujetos encarcelados. El desafío surgió por haber tomado la inserción laboral en la institución penitenciaria como un trabajo (que implica un mayor compromiso que un empleo).  La apuesta estuvo brujulada por el interés de contribuir a nivel académico y comunitario ya que no existe un corpus disciplinario respecto al que-hacer clínico-psicoanalítico dentro del escenario de los presidios”.
Resaltó que “a esta altura de mi trayectoria confieso que en las instituciones carcelarias es inconmensurable el aprendizaje personal que se puede llegar a tener acerca de lo que es el ser humano Las formaciones universitarias lejos están de proveer los instrumentos para que un oficio profesional se desarrolle con idoneidad en este contexto con peculiares dinámicas psicológicas en los sujetos que aloja y en la institución en sí misma. Para enfrentar esta contingencia la mera proclama de buenas intenciones resulta exigua”.
“La investigación y la capacitación permanente –agregó- es la vía para ser competente para realizar aquello para lo que fuimos convocados, no perdiendo de vista que es una función pública. Bregar por incorporar una gestión clínica psicoanalítica con diligencia y perseverancia fue (y es cada vez mas por las complejidades que han ido adoptando las violencias) muy laborioso. Sostener los desbordes humanos y sostenerse en esos espacios resulta  fatigoso”. 
“El que-hacer diario va instituyendo la función clínica dentro de esta organización. Por el tipo de población con la que se interactúa en el territorio de las miserias humanas la tarea de facilitación de recuperación de estas personas no da tregua. Así lo entiendo como camino de intento de identificación de factores de riesgo de algunas personas para vehiculizar una mejor inclusión comunitaria. Para no quedar entrampada en la inacción mi afán preliminar fue esforzarme para poner empeño en el obrar cotidiano para producir un ejercicio profesional, amparado en preceptos éticos y deontològicamente sustentados”, señaló.

Una realidad “enloquecedora”

Para Iacuzzi, “el sostenimiento en el tiempo dentro de este territorio no resulta posible sin el sostén multidisciplinario combinado porque la vulnerabilidad psico-social va de la mano con desarrollo humano integral”.
Subrayó que “la candente realidad amenaza con ser enloquecedora, la capacidad de asombro parecería no tener límite. En un todos contra todos, la violencia se ha desencajado, pasando a ser para muchos la modalidad prevalente de relacionarse. Crudamente en sus distintas expresiones lo brutal ya ocupa su espacio para doblegar al semejante de la peor manera. Pero esos sujetos que ponen el dedo en la llaga son chivos emisarios de lo que circula en la cultura y se gestaron en el interior de la comunidad en que vivimos”.
“No podemos negar que entre todos hemos construido un compendio de variables para gestar potencialidades que -por mortificantes- eclosionan. Todo individuo nace en un contexto y circunstancias que lo preceden y lo acompaña (o no) en su desarrollo humano. Para evitar malos entendidos es mi estilo aclarar que comprender las variables que intervienen para que un fenómeno se produzca o no de ninguna manera implica justificar”, afirmó.
Reconoció que “transitamos una época en la que el otro muy poco importa. La valía humana exhibe un deterioro mayúsculo. La presión urbana late en las puestas en actos en sus diversas vertientes a la manera de un volcán en inminencia de entrar en erupción. Se suele escuchar que se han roto los códigos, más bien pensaría que es una cuestión de quebranto de principios. El descuido que se evidencia es creciente, con la consecuente descomposición del lazo social y por ende una amenaza para la sociedad”.

“Vínculos tóxicos”

A renglón seguido mencionó que “por dentro y por fuera de las líneas de parentesco hay ausencias múltiples que labilizan: de apego, de respeto y consideraciòn ante el semejante, de la corriente amorosa, tierna, cariñosa, etc.”.
“En una escalada apabullante –sostuvo- hemos llegado al punto que hasta el hogar ha pasado a ser un lugar inseguro! También en el espacio público el mal-trato, el des-cuido y la crueldad son moneda corriente. Los vínculos se han tornado tóxicos (en la pareja, la familia, en la escuela, el barrio, el lugar de trabajo, etc.), dejando cicatrices. Las ‘pequeñas’ violencias cotidianas (la provocación de los límites, la crispación, la vendetta, la degradación de la condición humana, el desprecio) nos salpican con sus actitudes, palabras y comportamientos. Los costados del deseo de poder y dominación se filtran en la mayoría de las relaciones interpersonales”.
Y agregó: “persiguiendo como objetivo satisfacciones individualistas se apremia y menoscaba al otro, presionando su psiquismo. En sus exceso, modos primitivos (sin filtros ni represiones ‘útiles’) de violencia se utilizan para la (supuesta) solución de conflictos. A todos nos vendría bien humanizar el trato cotidiano!”.
“Considero que es un trabajo personal que cada quien tiene que hacer consigo mismo a partir de reconocer y asumir sus propios componentes hostiles y agresivos, su placer destructivo, su afán de poder por doblegar al otro. Diferir, retardar la descarga de agresividad a la vez que re-ubicar la depositación de la misma conlleva un deseo de cambio psicológico que retroalimentará el circuito de cambio cultural. Es momento de reflexionar sobre las consecuencias del estado actual de lo que nuestra cultura produce porque el daño se está propagando. Se oye decir ‘la sociedad’, ‘la cultura’ como algo inherente al entorno, externo a cada persona; como si cada quien no interviniera en ellas”, consideró. 
Iacuzzi sostuvo además que “las violencias invisibles se están haciendo visibles enturbiando la vida cotidiana. El lamentable y triste ‘auge’ de las violencias estructurantes, simbólicas y concretas (dentro y fuera de las familias) ponen ya de manifiesto que son un problema socio-cultural con sus correlatos depredadores. Somos adeptos a la catarsis quejosa.  No sea cuestión que nos (mal)acostumbremos a las violencias como forma de vida!”.
“Para que no consintamos con trivialidad con que ‘esta es la realidad (patológica?) que nos toca vivir en esta época’ la población debería exigir que esto también esto sea considerado aristas de la Salud Pública. La sociedad toda (en el barrio, el vecindario, la escuela, los lugares de trabajo, etc.) está haciendo síntomas turbulentos y disruptivos llegando a un techo: la locura criminal. Para no cronificar un panorama desalentador urge encarar este nocivo mapa complejo y dinámico de formas sociales disfuncionales”, expresó.
“Los avances legislativos son significativos pero requieren una instrumentación articulada y coordinada. Entre todos tenemos que apoyar a las instituciones y a los que forman parte de ellas, proveerlas de los recursos profesionales y los medios necesarios para que puedan viabilizar la tarea para la que fueron creadas. Los que forman parte de las instituciones necesitan un suelo firme donde afirmarse para dar cumplimiento a la función enmarcada en su razón de ser. A la vez marcar surcos también en prácticas consuetudinarias en aspectos a veces desatendidos”, indicó la profesional.
Puso como ejemplo que en “lo referido al abordaje de los victimarios que dicho sea de paso cada vez son mas, etc. Teniendo en cuenta mi experiencia de trabajo en una cárcel de hombres creo imprescindible ocuparnos de la subjetividad del varón –ya sea en prevención como en propuestas tratamentales- en los distintos momentos evolutivos (adultos, adolescentes y niños)”.  
“Habría que preguntarse –señaló- por qué los espacios institucionales públicos abocados a abordaje de problemáticas con aristas sociales están prevalentemente ocupados por mujeres. Con miras a una no naturalización de esto, sería deseable que –entre otros aspectos- se desestructure el mito de que las tareas de ‘asistencia social’ le compete a relevos maternantes. En Salud Mental también hace falta la inclusión de voces que introduzcan prerrogativas referidas al ser hombre hoy”.
“Lejos de conjeturar vaticinios siniestros sino para aportar una visión mas esperanzada y optimista: si cada quien no interviene protagónica y responsablemente, sin hipocresías ni dobles mensajes desde su lugar, vamos en camino hacia una salida de cauce que hipoteca y ponen en jaque el futuro de las nuevas generaciones. A sabiendas de los efectos que traen aparejado los agujeros transgeneracionales dejados por el encadenamiento de las violencias, ¿qué mensajes les estamos dando los adultos a los niños y adolescentes? Por lesionar la dignidad y los proyectos existenciales, ¿què alcances tendrán en el por-venir en la paz social del conjunto de la Humanidad? Estas aristas también forman parte de la herencia que le dejamos a nuestros hijos y nietos. Los ciudadanos somos testigos de que no es intrascendente que hayamos olvidado que las vidas merecen ser celebradas y vividas, no ser lamentadas”.

¿Cuánto pueden cambiar el mundo los psicoanalistas?

Sostuvo además que “no sé cuánto pueden cambiar el mundo los psicoanalistas pero sí sabemos que tenemos que estar presentes. Pero solos no podemos modular el conflicto coyuntural inter-humano civilización-barbarie. Doy fe que se hacen necesarios aportes para regenerar vínculos de convivencia e intentar lograr atemperar el sufrimiento, beneficiando la forma que las personas se relacionan consigo mismo y el mundo que los rodea. 
El motor del oficio del psicoanalista es encausar vitalmente los universales impulsos destructivos de la subjetividad humana. Manos a la obra entonces!!! Aspiro a abrir la experiencia acopiada para que recale en otros”, expresó.

La Lic. Rosas, también galardonada

La Filial Junín de la Asociación Psicoanalítica Argentina conjuntamente con el Instituto de Postgrado de la UNNOBA, viene dictando el Postgrado en Clínica Psicoanalítica. La coordinación científica está a cargo de la licenciada en Psicología-Psicoanalista Cristina Rosas, quien también recibirá el galardón provincial del Día Internacional de la Mujer por su destacada labor en su trayectoria profesional.
Coherente con lo planteado, en el segundo año (2013) el eje será profundizar acerca del malestar en la cultura hoy. Se incluirá el estudio y la investigación de problemáticas vinculadas con las violencias visibles e invisibles, violencias familiares y domésticas, escolares, institucionales, etc. De esta manera se intentarán hacer aportes para la prevención  primaria, secundaria y terciaria. 


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