Opinión: Periodismo basura. Escribe: el periodista Luis Gramiglia


Hay un periodismo que está siendo bastardeado, desacreditado, sumido en el descrédito, convertido en una inmensa cloaca, en donde mentir, ocultar o tergiversar información parece ser la regla de oro.
Un periodismo que es ejercido desde una concepción mercantilista, de defensa de intereses corporativos y que no tiene el propósito de brindar información confiable.
Y quiénes son aquellos que atentan contra los valores éticos de esta actividad? Sin pretender generalizar, los mismos periodistas.
Si uno observa el comportamiento de quienes forman parte de los medios opositores ve que hay una línea editorial que es reproducida fielmente por los periodistas que forman parte de esos medios.
Tanto en el Grupo Clarín, como en La Nación o Perfil --de estos medios estamos hablando-- la información objetiva ha sido reemplazada, en muchos casos, por operaciones de prensa y en otros por claros intentos de convertir la mentira en verdad.
TN es la nave insignia del grupo que, además, integran Clarín, radio Mitre y Canal 13. Un aparato de difusión importante, dominante.
La nueva teoría que están desarrollando es que vivimos en una "sociedad crispada", dividida, enfrentada tanto en el ámbito familiar como entre amigos, con "miedos", retraída, descreída de los vínculos que antes promovía con tanto énfasis.
Esta teoría surge a partir de los últimos episodios que involucraron al vicepresidente Amado Boudou, al viceministro de Economía, Axel Kicillof y el periodista Nelson Castro.
Esta creencia está en línea con la "teoría de los dos demonios" con la que se pretende justificar la violencia atroz del Terrorismo de Estado frente a los ataques de las organizaciones guerrilleras.
Si esos funcionarios fueron "escrachados" es porque el gobierno incita a la violencia con su discurso cotidiano, con sus agresiones permanentes. Entonces, sería legítimo que "la gente" se exprese como lo hizo, por ejemplo, con Kicillof quien fue insultado frente a su mujer y sus dos hijos.
Incluso, alguno de los energúmenos que viajaban con él pedía que fuera arrojado al río en una evocación espantosa de los "vuelos de la muerte" ocurridos durante la última dictadura cívico militar.
Frente a este "escrache", miserable y cobarde, se opuso el caso de supuesto acto de "intolerancia" que sufrió Castro a quien, en un bar, el dueño le pidió que se retire porque era persona no grata.
Entonces, esos medios están lanzados a plantearnos que vivimos en una sociedad dividida, crispada, en la que hay una confrontación creciente potenciada por el gobierno y que, por lo tanto, merece una respuesta de "la gente", de "la sociedad" que se expresa de este modo, con ese componente violento en donde el insulto, el agravio están a flor de piel.
Pero parece que esta sociedad nunca antes de ahora habría sufrido desencuentro alguno. Siempre fue un remanso, sin disputas internas, sin confrontaciones, con posiciones unívocas lo cual es absolutamente FALSO.
En el siglo XX, la antinomia peronismo-antiperonismo caracterizó una etapa significativa de nuestra historia. Y quien expresaba ese contraste? La sociedad argentina. Allí se manifestaba --en muchos casos, con violencia-- esa dicotomía. Acaso esa controversia no interfería en la vida familiar o en las reuniones de amigos? 
En el siglo XIX, las enormes pujas entre unitarios y federales no eran indicativas de un quiebre social?
Durante las dictaduras, la sociedad no estuvo fracturada, quebrada, sin poder gritar su angustia sometida por una represión brutal?
En el gobierno del ex presidente Raúl Alfonsín, los paros organizados por la CGT no eran la expresión de una clase, la trabajadora, que rechazaba las políticas de ajuste?
Cuando irrumpió el menemismo que hizo caso omiso a lo que había prometido en su campaña previa a la elección de 1989, la sociedad argentina no se fracturó? 
No había un sector que disfrutaba de las mieles de la "convertibilidad", mientras una inmensa mayoría era sumida en la pobreza y la indigencia? 
Quizás las discusiones fueran menos expuestas, menos difundidas por los medios de prensa, pero estaban en el seno de la sociedad.
Ocurre que desde el 2003, la política se asumió como eje central de la construcción de una Nación. De a poco fue convocando a más y más argentinos hasta que eclosionó luego que falleciera el ex presidente Néstor Kirchner.
Allí los jóvenes aparecieron con su fuerza vital para darle más encarnadura al debate político.
Y esto es lo que no quieren quienes pregonan la existencia de una "sociedad crispada". Porque la política significa discutir todo, el rol no solo de los represores, sino la connivencia de los civiles con ellos.
Entonces empieza a discutirse el papel de la Iglesia, de los grupos empresarios, del periodismo, de la justicia.
Acaso no tienen que dar explicaciones Clarín y La Nación de su contubernio para apropiarse de Papel Prensa? Ahí está la causa que tiene en sus manos el juez Ercolini.
Para esos sectores, que salen a la calle a expresar su odio, hay que dejar el pasado donde está, pero al mismo tiempo quieren ver interrumpido este ciclo político.
Quieren volver a esa década de los `90 en donde el Estado era invisible, no existía. Quieren retornar al libre mercado, a las "relaciones carnales", a abandonar el límpido proceso que vive hoy la América Latina con gobiernos populares y democráticos.
Y ese periodismo es el que expresa esta línea de pensamiento, el que habla de "crispación", de una sociedad que vive sumida en la confrontación permanente.
Y es bueno que esto suceda, pero en términos de discusión de ideas, debates creativos. La sociedad no puede ser un compartimento estanco; la conforman personas que no tienen un pensamiento único y esto es lo que la convierte en algo vivo.
Necesitamos debatir políticas y esto solo se da en el marco de una sociedad democrática, plural, con sus contradicciones, sus aciertos y sus errores.
Pero el periodismo no puede seguir forzando la "venta" de información falaz, tendenciosa, destinada a crear zozobra, dirigida a preservar intereses propios y no los intereses colectivos.

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