Opinión: Fallo

Escribe: Luis Gramuglia


Si alguien suponía que el fallo de esos dos jueces iba a respetar la división de poderes y respaldar una ley votada por el Congreso pecó de ingenuo.

Esos magistrados --integrantes de una corporación que funciona cuasi como una mafia-- se pronunciaron en defensa de intereses corporativos. Son esencialmente corruptos --y mucho más De las Carreras que viajó a Miami con su esposa con todo pago por el grupo Clarín--, fallaron de manera indigna, sometiéndose cual lacayos, a un poder mediático que abusa de su posición dominante.
Pero no es todo. La oposición festejó el fallo en lugar de expresar su rechazo a la extensión de la cautelar y al hecho de que no se haya podido aplicar la ley en todos sus términos. Se trata de dirigentes políticos que no trepidan en comportarse como sirvientes de un poder que los usa y los lleva a derrotas electorales abrumadoras. Pero no les importa. Prefieren tropezar con la misma piedra que ponerse al servicio de la democracia. Se solazan con un traspié del gobierno como si en eso les fuera la vida.
Tuvieron dos años --cuando integraban el "grupo A"-- para derogar o cambiar la ley. No lo hicieron porque carecen de la suficiente valentía y decisión política para encarar cambios profundos. Son timoratos pero al mismo tiempo, funcionales a sus mandantes.
En este contexto, apareció la SIP como una especie de guardia pretoriana de los intereses de las patronales mediáticas. Los dueños de medios gráficos vienen a constatar si acá existe libertad de expresión. Qué suponemos que van a decir? Que la ley la pone en riesgo, que les preocupa la situación en la Argentina, que son solidarios con el pobre grupo Clarín, avasallado por el poder kirchnerista.
Entramos en el tramo final de esta lucha entre la democracia y las corporaciones. El mafioso jefe Héctor Magnetto disparó su bala de plata. Este gobierno nacional y popular, votado por una amplia mayoría de ciudadanos, no está para ser dócil ante esos sujetos, para inclinarse en actitud genuflexa. Está para confrontarlos, para desenmascararlos.
La movilización popular, el reclamo unívoco de millones de personas va a resonar en estos días. Habrá que escuchar ese grito que se escuchará en todos los ámbitos de la República, grito que no será destemplado, que no incluirá insultos ni agravios. Un grito por la libertad y la democracia, para que sea una manifestación de que algunas cosas han cambiado en la Argentina.
La ley de medios no es solo el artículo 161 o cualquier otro. Es una construcción colectiva que ha establecido en estos tres años verdaderos mojones. Hoy precisamente se inaugura un canal de TV en Bariloche perteneciente a los mapuches. Hay radios comunitarias, cooperativas que prestan servicios de cable, FM en manos de universidades. La ley está siendo sembrada mal que le pese al grupo y a sus alcahuetes

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